El Libro Negro de Vasili Grossman e Ilyá Ehrenburg

- 24/01/12
Categoría: Letra impresa, Libros, Literatura, Rusia
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El libro negro, obra mayúscula de Vasili Grossman e Ilyá Ehrenburg que traduje por encargo de Galaxia Gutenberg, ha llegado a las librerías. Es coedición con Yad Vashem y ha contado con el apoyo económico de dos familias que cuentan entre sus miembros con sobrevivientes del Holocausto, Altaras-Apeloig y Apeloig-Schloser.

Algo menos de medio año me llevó trabajar en la traducción de las 1.225 páginas de este libro que estremece línea a línea a quien lo lee. ¡Imagínense qué hacen estas páginas con quien las traduce a su lengua! He traducido muchos libros significativos y hermosos pero jamás me había enfrentado a proyecto que me ocupara la mente y el corazón como lo hizo este. Viví medio año con este libro, metido en él, soñando con él.

Me gustaría pensar que sus lectores, ¡ojalá que muchos!, experimenten idéntico sobresalto, semejante estupor ante el arrojo de unos pocos, parejo dolor ante el martirio de las víctimas, igual desprecio hacia sus victimarios.

Por cortesía de Galaxia Gutenberg, inserto unos párrafos de El libro negro. Se deben a un judío, oficial del Ejército Rojo, que volvió a su pueblo para encontrarlo arrasado y conocer las circunstancias de la muerte de sus padres y su hermana. Son apenas unos párrafos de este monumento a quienes le vieron el rostro y las uñas al horror.

Si solo van a comprar un libro este mes, que sea este. Si solo van a comprar uno este semestre, que sea este. Si solo tienen fuerzas para enfrentar el horror una vez en muchos años, que sea esta.

El libro negro, de Vasili Grossman e Ilyá Ehrenburg (Galaxia Gutenberg, 2012, 1.225 pp.; traducción de Jorge Ferrer) está a la venta en:

Laie;

Fnac;

La Central;

y librerías en España y Latinoamérica.

El libro negro ha merecido en los últimos días espléndidas reseñas en El País (Marta Rebón), El Mundo (Alejandro Gándara) y ABC Cultural (Mercedes Monmany y Manuel Lucena Giraldo).

 

 

Bráilov, mi patria chica (fragmento de El libro negro)

(…)

Una gélida noche de febrero los hombres de la Gestapo y los policías rodearon Bráilov. La masacre comenzó antes del alba. Según uno de los policías al que interrogué personalmente, apenas se trataba de la primera Aktion. Cada uno de los agentes recibió la orden de desalojar dos o tres apartamentos habitados por judíos y conducirlos hasta el punto de reunión establecido en la Plaza del mercado de Bráilov. En caso de encontrarse con alguien que no fuera capaz de andar por su cuenta o que se negara a hacerlo, debían matarlo allí mismo, si bien cuidándose de no hacer mucho ruido. Las armas a utilizar eran las bayonetas, las culatas de los fusiles y los puñales.

Los culatazos dados a la puerta de casa despertaron a mi padre a las seis de la mañana. Dos policías irrumpieron de pronto en la habitación.

―¡Todos fuera! ¡A la plaza! ¡Deprisa!

―Mi mujer está enferma ―explicó mi padre―. No puede levantarse de la cama.

―Ya decidiremos nosotros quién puede o no puede levantarse ―replicó uno de los policías.

Mi padre fue sacado de casa a culatazos. Mientras mi hermana Roza se vestía apresuradamente alcanzó a ver que uno de los policías avanzaba hacia mi madre empuñando un puñal. Mi hermana hizo ademán de correr en socorro de nuestra madre, pero una lluvia de culatazos cayó sobre su cabeza y la empujó hacia la calle descalza y a medio vestir. Roza cayó al suelo; mi padre consiguió levantarla a duras penas y la ayudó a llegar hasta el punto de reunión, ubicado frente a la iglesia que se alza en la Plaza del mercado.

Era hacia allí que conducían a los judíos de Bráilov. Mas no a todos. A muchos los mataron en sus propias casas, como a mi madre. La familia Bakaléinik tampoco llegó al punto de reunión. Un policía los asesinó a todos con una sola ráfaga de ametralladora. Los obligó a formar una hilera frente a la casa, los hizo caer a todos, y así ganó una apuesta que había hecho con otro policía.

Después de hora y media verificando sus listas, los alemanes anunciaron que trescientas personas permanecerían en la ciudad ―fundamentalmente, sastres, zapateros, palafreneros y sus familias― para brindar servicio al ejército alemán, mientras que los demás serían fusilados. La enorme procesión de los condenados se puso en camino severamente guardada por los convoyes que la acompañaban. A mi padre y a mi hermana les tocó marchar a la cabeza de la columna. Los seguía Oskar Shmarián, un joven de dieciséis años, pariente nuestro, que había venido desde Kiev a pasar las vacaciones en Bráilov. Cuando llegó a la altura de la farmacia, la columna se detuvo de pronto. El jefe de la policía recordó que había olvidado convocar a Iosif Shwartz, quien vivía a las afueras de Bráilov, junto al cementerio ortodoxo. Enviaron a un policía a buscarlo. Apenas unos minutos más tarde llegaron Schwartz y su mujer. Les correspondió a ellos encabezar la fúnebre marcha durante aquel último tramo.

La multitud avanzaba en silencio. Todos iban concentrados en sus propios pensamientos, observaban por última vez el paisaje natal, se despedían de él, decían adiós a la vida. Y de pronto se escuchó una canción alzándose sobre la columna. Una voz joven y aguda entonó una canción sobre las bondades de la patria, la vastedad de sus tierras, la belleza de sus bosques, sus ríos y sus mares, la pureza de su aire tan grato a los pulmones. Era mi hermana Roza quien cantaba.

He interrogado a muchos testigos y verificado una y otra vez que todo sucedió así en realidad. Mis pesquisas, profundas y escrupulosas, me han permitido establecer que la escena fue tal y como aquí la describo. Antes mi hermana nunca había dado muestras de que le gustara cantar. Aquella horrible mañana había pasado dos horas descalza y a medio vestir bajo un frío inclemente. En aquella etapa de la marcha sus pies estaban helados. Me pregunto qué la movió a cantar. Y, sobre todo, de dónde extrajo las fuerzas para realizar aquel último acto de veras heroico.

Un policía le ordenó callar, pero mi hermana continuó cantando como si no lo hubiera escuchado. Se escucharon dos disparos. Mi padre levantó del suelo el cadáver de su única hija y llevó aquella preciosa y sagrada carga durante el kilómetro y medio que aún le quedaba por recorrer hasta el lugar de la ejecución.

Cuando la columna de condenados llegó a la fosa abierta, se le ordenó al primer grupo que se desvistiera y colocara la ropa en el lugar señalado para ello. Después, se les ordenó tumbarse en el fondo de la fosa. Mi padre colocó con cuidado el cuerpo de mi hermana en la fosa y comenzó a desvestirse. Una docena de carretas llegaron desde el pueblo para transportar la ropa a los almacenes de la policía. En ese instante se produjo un incidente junto a la fosa. La joven Liza Perkel se negó a desvestirse y exigió que la fusilaran vestida. Los verdugos se abalanzaron sobre ella: le propinaron culatazos, hincaron las bayonetas en su cuerpo. Liza consiguió agarrar del cuello a un hombre de la Gestapo y cuando este intentó apartarla le clavó los dientes en una mano. El alemán pegó un grito y sus compinches acudieron a socorrerlo. Eran numerosos y todos estaban armados hasta los dientes, pero la joven no se rindió.

Al intentar arrancarle el vestido, los verdugos la echaron a tierra. Por un instante, Liza consiguió liberar una pierna y pegó una patada en la cara con todas sus fuerzas a otro hombre de la Gestapo. Entonces el comandante Kraft decidió poner «orden» en persona: se acercó mientras repartía órdenes. Liza se levantó del suelo a duras penas. Le sangraba la boca; su vestido estaba hecho jirones. Haciendo gala de un increíble aplomo, esperó a que el comandante llegara ante ella y le lanzó un escupitajo a la cara.

Se escucharon varios disparos. Liza Perkel murió de pie. Esperó la muerte luchando. ¿Qué resistencia podía ofrecer una joven desarmada a toda una multitud de verdugos? ¡Y aun así los alemanes no consiguieron doblegarla! [Pudo cumplir su último deseo: los alemanes fueron incapaces de someterla. Podían matarla ―armas les sobraban para hacerlo―, pero doblegar su voluntad, hacerla renunciar a su dignidad y privarla de su honor era algo que no estaba en sus manos hacer.]

Mi padre decidió aprovechar el momento de distracción del comandante, los policías y los hombres de la Gestapo y al percatarse de la presencia allí de una campesina a la que había curado alguna vez, le dijo en un susurro: «Gorpina, esconda a este niño» y empujó a Oskar Shmarián hacia el montón de ropa. La campesina lo cubrió rápidamente con un abrigo y lo cargó en una de las carretas en las que se llevaban la ropa. El niño permaneció unos quince minutos oculto bajo la maraña de abrigos hasta que la carreta se puso en marcha alejándose del lugar de la ejecución. La campesina escondió al niño durante unos días y lo proveyó de ropa. Muy pronto Oskar se enroló en un destacamento de partisanos. Oskar vive aún y fue de sus labios que escuché los pormenores de la muerte de mi familia: llegó a ver el instante en que murió mi padre. En el último instante de su vida, mi padre consiguió hacer lo que creyó justo y necesario: salvó a un vengador más, a un joven que luchó implacablemente para salvar a nuestro pueblo del fascismo.

(…)

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26 Comentarios en “El Libro Negro de Vasili Grossman e Ilyá Ehrenburg”

  1. 1 Tesites Domilo dijo a las 10:21 pm el 24/01/2012:

    Mi estimado Ferrer:

    Gracias por la noticia, y por el trabajo detrás de la noticia. Sería bueno poder decir que esta lectura no es necesaria, pero lo es, por desgracia.

    Sería interesante leer tus opiniones sobre Grossman y Ehrenbug —sobre todo Ehrenburg— a la luz de este libro. ¿Dónde estaba su lealtad más esencial, cómo arreglaba sus devociones? Claro, son preguntas que se peuden hacer sobre cualquiera, pero en su caso parecen particularmente interesantes… Otra vez, gracias,

    Tersites

  2. 2 Yo mismo dijo a las 1:57 am el 25/01/2012:

    Ahora entiendo que motivó el sentido del post anterior de Ferrer, sigo sin aprobarlo… pero lo entiendo.

  3. 3 Yo mismo dijo a las 8:48 am el 25/01/2012:

    Perdonen que me salga del tema, pero esto, que parece sacado de la última inocentada de Ferrer. salio publicado hoy.

    “Una maleza que durante décadas ha sido un dolor de cabeza para Cuba, podría acabar convirtiéndose en un recurso extraordinario para su economía.”

    http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/01/120124_cuba_marabu_escocia_am.shtml

  4. 4 De alguien a nadie dijo a las 11:07 am el 25/01/2012:

    Gracias por la recomendación, Jorge. Lo buscaré.

  5. 5 HDR dijo a las 12:42 pm el 25/01/2012:

    Lo do capirro se desgañita berreando:

    “se rico e malo!

    ¡A se to pobre!

    Miren a Cuba, perfecta igualdad económica, nivel de miseria, excepto claramente los que son más iguales:
    El 10% de la población, los del PCC, que controla el país.

    En California hicieron exactamente lo mismo: Impuestos conficatorios a los ricos,
    gastándolo en los haraganes
    BANCARROTA. No dijo ni hostia anoche acerca de seguir cogiendo prestao. Vamos a la praxis griega de cabeza.
    ¿Habrán suficientes envidiosos en los EUA para reelegir al Capirro? Los ha habido en Venezuela los últimos años. El populismo es la droga de los pueblos.

    Leí a Elyá de adolescente, … Julio Jurenito, y me atrajo el extremismo de tono profético.
    Leí a Vasily de viejo, el sitio de San Petersburgo, y me gustó su poder narrativo.
    ¿Cómo es que nada más se publican los “crímenes de los nazis, y de Sosa Blanco también aunque nadie los define en detalle, y no las “escaseses” alimentarias de Corea del Norte, Ucrania, China bajo MAO, o los
    “ajusticiamientos” de Pol Pot, el Che en la Cabaña, los oficiales polacos el la selva de Katina??
    ¿Alguien, quizás Yo Mismo, debe hacer una investigación de lo crímenes durante la “Limpia del Escambray”?

    http://www.diariodecuba.com/internacional/9265-gingrich-menciona-marco-rubio-entre-sus-favoritos-para-la-vicepresidencia

    Mi docio ZK,

    ¿Qué te hace creer la versión del PCC acerca de Wilman, y no la de los disidentes?
    Tienes alguna evidencia concreta en qué basar tu credulidad?

    LyP

  6. 6 HDR dijo a las 12:57 pm el 25/01/2012:

    ¡Mira que los progres como Villasomething son comeKK!

    http://news.yahoo.com/los-angeles-mayor-signs-porn-star-condom-requirement-024936401.html

    ¿Quién dentro de los aficionados al género va ver un porno en que se oculten los miembros viriles? Pa eso compran Playboy.

    He leído que el momento culminante en esas películas es siempre la eyaculación, ¿Cómo va funcionar con un troyano?

    O sino, la manera de los indios americanos de cohabitar, bajo una colcha.

    De que los hay los hay.

  7. 7 zk dijo a las 4:19 pm el 25/01/2012:

    Del camarada Lenin al comprañero Castro, del Archipielago del Gulag a la Isla de los Pingueros.

    HDR, es mejor que te lo cuente Alex Solz.

    Pese a lo cual el escritor recoge aquella muda humanidad proscrita y humillada y la envuelve con el manto de su palabra clara: nada que ver con el parásito lenguaje oficial dispuesto a sustituir la catástrofe política y moral del Comunismo por eufemismos de todo tipo. A esos campos de exterminio distribuidos por toda la Unión Soviética marcharon obligados cincuenta millones de personas y en ellos murió la mitad, veinticinco millones de personas.

    Una nota del autor en la primera edición decía:

    «Con el corazón renuente, durante años había detenido la publicación de este libro, ya terminado: mi obligación con aquellos que seguían vivos sobrepasaba mi obligación con los muertos. Pero ahora la Seguridad del Estado se ha apoderado de él, no tengo más alternativa que publicarlo inmediatamente. En este libro no hay personajes ni eventos ficticios. La gente y los lugares son llamados con sus propios nombres. Si son identificados por sus iniciales en vez de sus nombres, es por consideraciones personales. Si no son nombrados en absoluto, es sólo porque la memoria humana ha fallado al preservar sus nombres. Pero todo tuvo lugar tal y como se describe aquí. Dedico este libro a todos los que no vivieron para contarlo, y que por favor me perdonen por no haberlo visto todo, por no recordar todo, y por no poder decirlo todo.»

  8. 8 HDR dijo a las 5:41 pm el 25/01/2012:

    ZK,

    Oye, no sé quién es Alex Solz, pero le voy a dar un guglaso.

    ¿A quén se le ocurrió lo de La Isla de los Pingueros? Genial. Anatole debe de estar LOLando en su tumba con la competencia caribeña, al otro lado de la gama de temperaturas, de helándose and ahogándose, quizás el caminao de la escoria viene de los pingüinos.

  9. 9 zk dijo a las 6:34 pm el 25/01/2012:

    HDR, Alexander Solzhenitsyn, fue quien escribió la obra Archipiélago Gulag. Según la Wiki vendió más de 30 millones de copias.

    Al parecer Alex fue un gran escritor, pero además su vida espiritual fue interesante.

    Sobre la isla de los Pingxxx me imagina los años luz de distancia entre la Nada Cotidiana y el Archipiélago Gulag.

  10. 10 HDR dijo a las 6:53 pm el 25/01/2012:

    zk, te pido excusas, mi pregunta sobre Alex fue idiota.

  11. 11 zk dijo a las 8:10 pm el 25/01/2012:

    Okay HDR te doy mil excusas, me las pagas el día de cobro 

  12. 12 Veronica Cervera dijo a las 8:12 pm el 25/01/2012:

    Te creo, Jorge. Yo dejé de leer “Vida y destino” porque no hacía más que llorar y soñar con este libro.
    Pero lo retomaré y también trataré de conseguir este.
    Un abrazo, y gracias.
    Vero

  13. 13 Jordi dijo a las 6:18 pm el 26/01/2012:

    Gracias por tu trabajo Jorge. Tengo la intención de comprar, e incluso de leer, el libro.

  14. 14 cacape dijo a las 8:40 pm el 26/01/2012:

    Por más que se insista en que los alemanes estaban “fuertemente armados”, resulta inexplicable por qué de un grupo de personas que saben que van a morir, sólo una muchacha se rebela.

  15. 15 JuancaCanada dijo a las 10:29 pm el 26/01/2012:

    El libro no se consigue en Barnes y Nobles, vivo en Canadá… alguien sabe cómo comprarlo en internet?

    Gracias

    El Loco

  16. 16 Jorge Ferrer dijo a las 11:33 pm el 26/01/2012:

    Tersites y cacape proponen dos cuestiones que merecen mucha atención. La segunda ha sido trabajada largamente por quienes sobrevivieron el Holocausto o lo han estudiado: la supuesta mansedumbre de los condenados. Creo que uno hoy solo puede responder a ella desde los testimonios del horror, desde la comprensión de la pragmática del horror. La primera cuestión, la anotada por Tersites transcurre por otros cauces. Los de la colaboración con regímenes despóticos y la culpa que ello entraña. El cómo cada cual gestionó su compromiso y su disenso. Grossman o Heidegger; Ehrenburg o Céline. El entusiasmo y la cobardía.
    En cuanto a la pregunta de JuanCanada, las librerías españolas que enlazo sirven libros al extranjero, aunque seguramente con portes postales abundantes. Preguntaré a la editorial si el libro estará disponible desde librerías en Norteamérica…
    Gracias a todos por leer y comentar.

  17. 17 Maria Benjumea dijo a las 9:59 am el 07/02/2012:

    Lo compraré, Jorge. Desde “Vida y destino”, no he vuelto con Grossman. Y enhorabuena por la traducción .

  18. 18 Lupita García Cervantes dijo a las 11:28 pm el 11/02/2012:

    Hola, escribo desde México y supe del libro por el diario El País, quisiera saber si también se distribuirá en librerías o editoriales en México.
    Gracias y más gracias por el trabajo hecho, la traducción supone mucho más que compartir y difundir un hecho que a toda la humanidad nos marca.

  19. 19 El Tono de la Voz » Blog Archive » En el Día del Libro dijo a las 8:44 pm el 23/04/2012:

    […] sobre El libro negro en ETDLV: Entrevistas: una y dos; reseñas; fragmento de El libro negro; cubierta de la tercera edición. Share © […]

  20. 20 Eduardo Ruz Hernández dijo a las 1:38 am el 10/05/2012:

    Estoy comenzando a leer el Libro negro, me acabo de chutar todas las introducciones, y debo agradecer al traductor de la obra esa delicadeza de promoverla con el corazón (espero que no le paguen regalías por cada libro vendido o le restaría honestidad a su discurso). Vivo en México y el libro lo conseguí a través de: http://www.casadellibro.com
    Que está en España pero lo envía sin mayores complicaciones a México.

  21. 21 Jorge Ferrer dijo a las 1:50 am el 10/05/2012:

    Eduardo: no recibo más “regalías” que el regalo de tu comentario y la suerte de que tantos lectores se acerquen a este libro espléndido. Gracias por leerlo. Aquí me tienes para conversar si la lectura te despertara alguna pregunta que pueda responder.
    Te anoto los enlaces a un par de entrevistas que he concedido sobre El libro negro que, probablemente, te sean de interés:

    https://www.eltonodelavoz.com/2012/02/17/fragmento-de-una-entrevista-sobre-el-holocausto-el-estalinismo-y-mas/

    https://www.eltonodelavoz.com/2012/04/23/en-el-dia-del-libro/

    Gracias.

  22. 22 Eduardo Ruz Hernández dijo a las 7:13 pm el 11/05/2012:

    Muchas gracias. Ya voy avanzando con el libro y comprendo mejor tus comentarios porque me ha impactado y es que soy hueso duro de roer. Me gusta leer mucho de la II Guerra Mundial, soy historiador, e historias de sobrevivientes de situaciones difíciles, en especial campos de concentración. Acabo de terminar de leer el libro de Margarete Bubber Newmann, que te recomiendo, “Prisionera de Stalin y Hitler”, y me he quedado de a cuatro con el Libro Negro. Aunque las atrocidades nazis no son nuevas para mí, la forma en que están relatadas impactan profundamente. La frase de Grossman (pag. 93) respecto a los ancianos judíos que ni al pie de su tumba, en tiempos en que reina el demonio, perdían su fe, es estremecedora. Ah, por cierto, te felicito por la traducción, hasta las malas palabras están muy bien encajadas. Eso me gustó mucho porque me hacen comprender mejor el contexto. Seguiré leyendo, aunque debo pagar a limpiarme la sangre que me salpica desde lo profundo del libro.

  23. 23 El Tono de la Voz » Blog Archive » Una mención (muy) especial para El libro negro dijo a las 1:30 am el 03/07/2012:

    […] he enlazado antes a reseñas de El libro negro y a entrevistas que me hicieron diversos medios, lo he comentado y hasta he insertado un […]

  24. 24 Ángel Salas Tavero dijo a las 11:44 pm el 22/09/2012:

    Apreciado Sr. Ferrer, muchas gracias por la maravillosa traducción de esta epopeya. Es maravilloso comprobar cómo en situaciones límites y muy críticas, las víctimas seguían escribiendo, tocando instrumentos, haciendo arte, cultura, …Es lo más estremecedor que he leído en mi vida.
    Sin embargo, aunque sé que ud. no es responsable de la siguiente observación, entre nosotros, le recomendaría que revisara el texto de los editores de las páginas 649 a 651, de la edición Círculo de Lectores: hay algunos párrafos repetidos. Sé que lo revisarán en próximas ediciones. Las demás erratas no saltan a la vista, pero cuando llegué a esta fase del libro, noté algo que no cuadraba y que ud., como traductor, no merece que le haga la imprenta, por un simple error de ordenador, el más moderno de los tipos de gazapos y “duendes”. Un saludo y disculpe mi atrevimiento.

  25. 25 Eduardo Ruz Hernández dijo a las 7:03 pm el 24/09/2012:

    Estimado Jorge: ya hace algún tiempo que terminé de leer “El libro negro” y debo volver a felicitarte por la traducción. Fue un gran trabajo. También quería comentar que este libro YA llegó a México. Ayer me lo encontré, varios ejemplares, en la Librería Gandhi. Lo cual me dio mucho gusto y lo comento para que los mexicanos que aprecian la historia lo compren y lo lean. ¡Enhorabuena!

  26. 26 Sergio Andricaín dijo a las 12:46 am el 03/05/2013:

    Un fragmento conmovedor. Me dejó sin palabras. Me sucedió lo mismo que cuando leí “Vida y destino” y “Todo fluye”. Buscaré este libro. Necesito leerlo.


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