Siempre con las víctimas de la sinrazón [1]. Desde la piedad, con rabia, pero desde este recurso escaso, pobre, ¿pusilánime?, que son las lecturas en el hueco del sofá.
Ay que uno tiene poco más que hacer y no ha de avergonzarse de admitirlo. Peor sería jactarse de heroísmos a distancia. Alardear de manotazos, cuando no se pasa del monótono click y click. Ufanarse de qué sé yo qué, cuando apenas se juega con letras que nunca han conseguido alinearse en a-b-r-a-c-a-d-a-b-r-a.
The Bostonians [2] by Random House Publishing Group [3]