Las noticias, esas damas cojas.
Dice Hugo Chávez que Fidel Castro está ahora dedicado a la investigación científica [1] —siempre lo estuvo: la represión es una ciencia exacta— y despega desde Fort Lauderdale, Florida, el primer chárter hacia La Habana [2].
Descojonante lo primero y estupendo lo segundo, Cuba vuelve a encaramarse gracias a ambas noticias a esos algodones que son las nubes.
Ambas circunstancias deberían validar la cubanología como una ciencia en alza, en aerostática elevación.
Luego, apuesto por darle un Premio Nobel póstumo a Matías Pérez [3], que ya se sabe que no lo debe ostentar un cubiche cualquiera [4].
De corcho esa isla no es, ¡pero mira cuán dulcemente flota!