Bruno y la Jornada Mundial de la Juventud
Jorge Ferrer - 23/08/11Categoría: Agua corriente

Después de cuatro días de visita de Su Santidad Benedicto XVI a España, de otros tantos días de confesionarios en el Retiro, de rutas del papamóvil televisadas en directo por no sé cuántos canales; después de asistir inmóvil durante horas y horas al espectáculo de multitudes vagando ahítas de fe por las calles, al paisaje de crucifijos y rosarios, a las misas multitudinarias, las airadas manifestaciones en contra de la visita de marras, los episodios de violencia verbal contra los peregrinos por parte de otras sectas, los seguidores del comunismo científico incluidos, y las cargas policiales contra la masa atea; después de ver una y otra vez la calamitosa pose de comecuras que adoptó tanto biempensante de izquierdas ante la celebración en Madrid de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y las genuflexiones de las autoridades de España y Madrid ante el pontífice de los zapatos rojos, Bruno, quien, echado en el sofá y con la mirada fija en la pantalla del televisor, no se perdió ni un solo instante del evento y sus circunstancias, saltó de repente al suelo esta tarde, después de todo un día reflexionando acerca de lo visto y oído, y mató a su amado osito de una sola dentellada.
hahahahaahaha… directo al paraiso prometido el peluche
que soy agnóstico por la gracia de dios, le llamo “eficacia de la catequesis”.
Me encanta tu perro, Ferrer, y si hace cría me gustaría que me regalaras un macho. Estoy en Barcelona también
Regalar?, ´comprar habrás querido decir
¡¡Pobre Bruno!! Es comprensible su actitud. Ha estasdo sometido a fuertes dosis de estress.
Así mismo es barbarito, tener que soportar a un amo como ese no debe ser fácil.
Quise decir, por si no entendiste barbarito, es que me he dado cuenta que eres un poco burro, que no debe ser fácil para ese perro gordo, feo y gruñón, tener que soportar a un amo como el que le tocó.
Barbarito y lo mejor de todo es que ahora va a salir la tal Tereza Croce a defender al maltratador del perro gordo y feo, pobre animalito.
Pobre osito y pobre Bruno; es que la intolerancia es contagiosa.
Podemos ayudar a Bruno con unos muñequitos de Mikrobi, el tio estiopa y Fantito.
Si quieren ver la calidad de los textos de Jorge, basta ver la catadura moral de aquellos que lo critican…
Caballero,
Mi edificio se meneó de verdad, unas columnas de acero de 5″x5″, 9′ de alto, maomeno, se veían moverse de lao en las puntas. “Pero se mueve”, como masculló Galilei.
Aparte de’so, sin novedá en el frente.
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