Un “Secretario general” postcomunista

- 09/03/12
Categoría: En El Nuevo Herald
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Mismo Putin, nuevas aguas

Por Jorge Ferrer

Como tantos occidentales que han visitado Rusia, Alexander von Humboldt no lo tuvo fácil cuando viajó allá en 1829. Nicolás I asignó un funcionario que velara por la buena marcha de la expedición del célebre naturalista. Pero el sabio y su involuntario cicerone no se entendían. Cuando el primero arrancaba hierbas de las márgenes de un río y pedía al segundo hundir los pies en el agua y alcanzarle una porción de cieno, el ruso creía que buscaba humillarlo. El alemán buscaba comparar los brotes que crecían en tierra firme y los que lo hacían bajo el agua. Pero el ruso –se lo contó a Alexander Herzen–, se hacía el sordo. Humboldt se exasperaba y ello solo servía para que su ayudante se afianzara en la idea de que el despótico occidental buscaba algo más que comparar hierbajos. Era otro el déspota al que servía, pero una equívoca idea del orgullo y una peor noción de la libertad le impedían cobrar conciencia de que le estaba negando un servicio a la ciencia, a su país.

Vladimir Putin no ganó las elecciones del pasado domingo porque hiciera trampas en las legislativas de noviembre pasado o en estas presidenciales. En ambas se produjeron irregularidades –flagrantes en noviembre; numerosas después–, pero creer que a ellas se debe la victoria de Rusia Unida sería desconocer la evolución del paisaje sociológico del país.

Putin ganó porque el control sobre la prensa que ha ejercido el gobierno ruso ha rebasado los límites que se permitiría sin sonrojo una democracia con inicial mayúscula. Pero también, y sobre todo, porque una mayoría del electorado se siente cómoda en la idea de que Rusia ha de recuperar el peso geopolítico que la desaparición de la URSS quebró y considera que la estabilidad económica ganada en los últimos años es un tanto en la cuenta de quienes gobiernan. Poder, madurez e independencia fueron nociones repetidas una y otra vez durante la campaña, las mismas que seducen a una población expuesta a sostenido rearme ideológico en clave nacionalista.

¿Eficaz populismo? Sí. ¿Amenaza de vuelta al pasado soviético? Ninguna. Otros son los tiempos y otras las apetencias. Rusia es una economía que ostenta buenos enteros y un país distante del caos postsoviético. Luego, tampoco es el espacio donde se desarrollará una nueva primavera democrática.

Con todo, el país que Vladimir Putin recupera para un mandato de seis años que lo convertirá, de agotarlo, en una suerte de “secretario general” del postcomunismo ha conocido en los últimos meses una movilización espectacular de la sociedad civil. Por una vez, la cuestión ahora no es cuánto va a cambiar el país su nuevo presidente –que ni siquiera es nuevo, en sentido estricto–, sino cuánto ha cambiado ese país en los meses previos a su entronización y cómo enfrentará Putin el nuevo paisaje poblado por gente que se manifiesta en las calles y exige transparencia – glasnost, ¿se acuerdan?– y una radical modernización del sistema político y económico.

Deliciosa paradoja: quienes se manifiestan en favor de la democratización son los mismos que se han beneficiado de la bonanza económica del postcomunismo gestionado por las elites del Antiguo Régimen. Crecieron hasta tocar un techo que ahora ha fijado la Rusia rural y obrera y exigen participar de un proceso de toma de decisiones que les ha sido usurpado por una casta política amiga del clientelismo, la corrupción y una verticalidad de una rigidez apoteósica.

Por mucho que Putin acuse a sus opositores de responder a Occidente, no hace falta un Humboldt que acuda hoy a pedir que remuevan el fango. Rusia, pacificada a golpe de diktat, está tan agitada como las aguas de aquel río de los Urales.

La columna «Mismo Putin, nuevas aguas» aparece publicada en la edición de hoy del diario El Nuevo Herald.

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3 Comentarios en “Un “Secretario general” postcomunista”

  1. 1 Yo mismo dijo a las 11:42 pm el 09/03/2012:

    Acabo de leer el articulo aquí en ETDLV y pase por el NH a ver los comentarios y me llamó la atención que, hasta ahora, nadie parece haber entendido lo que dijo Ferrer o al menos lo que yo entendí que Ferrer dijo.
    Si comprendí la esencia del articulo, Ferrer nos dice que mas allá de lo Putin pudiera desear Rusia ya nunca volverá a ser — unicamente se lograría con una represion que es dificil que la existente sociedad civil rusa acepte sin una confrontación — un país bajo un regimen totalitario, como lo fue hasta el derrumbe del comunismo.
    Y es que más allá de lo que piense o quiera Putin, o los que comentan en el NH, una cosa es sacar al genio de la botella… y una muy distinta volver a encerrarlo en ella.

  2. 2 Jorge Ferrer dijo a las 12:13 am el 10/03/2012:

    Yo mismo: Buena lectura. Gracias.

  3. 3 Jorge tambien dijo a las 4:31 pm el 10/03/2012:

    Vivo aca en Rusia, es cierto lo que se plantea, el trinfo de Putin esta en su casi control total de todas las estructuras del pais, las mas influyentes, dejandoles las marginales al resto de los partidos y opositores. Mi esposa voto por Putin, y yo le pregunte por que. Me dijo que no habia ningun otro candidato serio, uno comunista que todavia arrastra la ideologia sovietica y de guerra fria, otro pertubado mental como tantos politicos rusos, y asi. Tambien es cierto que ha habido crecimiento economico pero sobre la base de una gran disparidad en la distribucion de la riqueza. Los datos dan a Rusia como el pais de mas rapido crecimiento de millonarios, mientras que ayer y hoy todavia retumba la noticia de una familia con nueve ninos que vivia de un salario de 9000 rublos y con una pension por decreto de capital materno que termino volandose en llamas dentro de su apartamento agobiados de su pobreza. Si Rusia no se democratiza, sus regiones y su capital que son la afluencia gracias a sus inmensos recursos, pronto se vera otro Octubre Rojo. Entrare mas ha menudo por este blog, me cuadra. Gracias por la oportunidad, Jorge.


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