…lo que escribió un comunista cubano…
Jorge Ferrer - 27/06/10Categoría: Libros, Memoria

Leo atentamente todo lo que escribió un comunista cubano de los años 20-30. Sus libros y sus cartas; sus artículos y sus versos ―los que garabateó y los que le dedicaron―; los recuerdos de sus contemporáneos, también los de sus adversarios.
Lo leo disparando y matando y lo leo disparado y muerto. Lo leo llamando a odiar y matar en aras de lo que concebía era la libertad.
Desde la distancia ventajosa y la seducción ventajista de mi lectura, me es fácil advertir que era un peón más del totalitarismo. El siglo XX entero, ¿cuántos escaparon allí a la condición de peones del ajedrez totalitario?
Pero hay que ir más allá cuando se lo lee. Al siglo, digo. Raspar con la uña para llegar al fondo de esa centuria de horrores. Levantar la piel para leer la carne de la letra de Céline, Heidegger o Jünger; o la de Ehrenburg, Grossman o Neruda. Despellejar.
El lector que se atreva a adentrarse en serio por ese bosque habrá de arrancar a tiras la piel de la época.
Ah, y dejarse la suya.
Los lectores incapaces de atreverse con la declinación del verbo desollar no merecen leer según qué cosas.
Jorge, te aconsejo la vitamina E para la piel. Y crema contra la exposición a ciertos rayos solares extremadamente nocivos. Te digo esto porque me parece que estas siendo expuesto a ciertas influencias contemporáneas, no exentas de pensamientos perjudiciales, o equivocados.
Pensamientos metidos en la ambigüedad, la confusión o la indistinción que proceden de un mal discernimiento que se olvida de lo esencial: el coraje de la verdad.
Es precisamente este coraje de la verdad que nos permite salir de la posición de peón. Se extrae de tu post, estimado Jorge, la idea de que muy pocos o casi ninguno escapó de “la condición de peón del totalitarismo”. Como si ser peón hubiera sido inevitable, una fatalidad, un destino. Pues no, no es cierto, y hay que decirles a nuestros contemporáneos lo contrario: no estamos condenados a ser peones. Y más todavía, no todos fueron peones, hay que recordar a Thomas Mann, por ejemplo. Por mucho que haya leído Celine y por mucho que me transporten algunos de sus libros, no me olvido nunca que fue un racista, un antisemita fanático, un adepto de la ideología fascista, y amigo de los nazis. Fue uno de los autores intelectuales de los crímenes del siglo XX. ¿Es mentira lo que digo? Me parece trágico olvidarse de estas evidencias.
Un saludo estimado Jorge.
Mi estimado Ferrer:
“Hay gustos que merecen palos”, diría mi abuela, pero soy mucho más comprensivo —y menos sabio— que ella. “Comunista cubano”… me dio risa leer esa yuxtaposición de sustantivo y adjetivo. Cómico como un corto de Buster Keaton eso de “comiunista cubano”.
En serio, deberías revelar a tus lectores —al menos a éste— qué descubriste al raspar con las uñas a Neruda. Digo, qué descubriste que no supiéramos ya… El pobre hombre cuando no es Corín Tellado es Sholojov. Si descubriste algo nuevo, anúncialo, por favor. Un cordial saludo,
Tersites
García Márquez-Vargas Llosa
Pablo Neruda-Octavio Paz
Pero las cosas no son nunca tan simplistas, y si el caso de García Márquez es sencillo, como el de Aragon, el de Neruda es más complejo. Por eso es siempre útil raspar/se y despellejar/se, pero no en todos los casos y no para invertir los términos.
Los comunistas que están en la lucha son diferentes a los comunistas que están en el poder. Es decir, ellos mismos se transforman: cuando están en la imprenta clandestina jugándose la vida son una cosa y cuando alcanzan el poder e implantan “la dictadura del proletariado” son otra diferente.
¿A que comunista cubano te refieres? Pensé en Martínez Villenas, pero entre el 20 y el 30 es muy prematuro.
Saludos
Sito: gracias por preocuparte por las vitaminas que me administro, pero no hace falta que lo hagas. Tuve antepasado boticario y heredé sus mañas.
En cuanto a lo que crees se “extrae” de mi post, discrepo. Digo lo que digo y en ningún caso que apostar por el totalitarismo de izquierdas o derechas fuera inevitable. Ahí están los muertos y los represaliados para mostrarlo. Y lo que he escrito y escribo una y otra vez. (Te agradezco, también, que me recordaras nota pendiente: una sobre el célebre “hombre que dijo no”. ¿Te acuerdas?)
Por último, lamento que leas a Céline como lo haces. Se lo ha de hacer, con él y otros, sin espejuelos. Y te lo dice 1) un “bizco” y 2) alguien a quien tildan de sionista día sí y día también.
Tersites: No veo lo cómico por ningún lado. Ni el oxímoron que sugieres, tratándose de otros años, distantes y cruentos. En cuanto a Corín Tellado y Shólojov, ambos me parecen autores muy atendibles.
Sito: me parece que desvías el foco. Escribí pensando en la guerra y desde la guerra entre totalitarismos: guerra con millones de muertos de ambos bandos. No de la mera elección, si me permites el chiste, “en tiempos de paz”.
Max: No me refería a Villena. Estará pronto en imprenta y aquí a lo que me refiero. Razones contractuales -por leves que sean en este caso- me impiden adelantarlo.
Gracias a todos por leer y comentar
¿Julio Antonio Mella escribio algo ademas de un manifiesto Comunista?
Exactamente, el 18 de junio, estimado Jorge.
Uno de esos hombres, entre otros más, que supieron donde estaba su deber, su honor, su futuro. Fueron esos hombres que ganaron, y siempre son esos hombres que ganan.
Sobre tu post, me permití hacer esas observaciones, porque sé cual es tu pensamiento en esta zona escurridiza y sensible. Céline es aquí el meta-símbolo, o meta-paradigma. Es un escritor para mi, como también para ti por lo visto, estratégico. Céline nace en 1929 a la escritura, y no es pura coincidencia. Antes ya habían aparecido Proust y Joyce, pero Celine nace en pleno hundimiento. Notaras que estos 3 son los puntos estratégicos del siglo XX. Céline es el único que se hundió en el fango. ¿Sabes como llamaba su forma revolucionaria de escritura? “Communisme avec une âme”, comunismo con alma. ¿Interesante no? Es pensando en esto que cité también Céline, ya que tú hablas de un comunista cubano…
Añado a todo esto que en el mismo momento otra lengua estratégica está funcionando, una lengua orgánica, que, curiosamente, a lo opuesto de Céline, todavía no se ha ni comprendido ni leído, sobrenatural y de autentica pureza revolucionaria: la escritura de Artaud. El anti-Céline es Artaud, el anti-resentimiento es Artaud.
No me desvío aquí del foco, cuando hablas de la “centuria de horrores” te recuerdo estos ejemplos de pura creación de un siglo pasado extraordinario que supo salvarse de peligros inauditos.
Pero también me desvío del foco, porque me gusta leer entre las líneas. El non-dit, lo reprimido…estas cosas silenciosas y silenciadas.
En cuanto a lo que escribe Max de Rob, que leo siempre con interés, habría que entrar en el mismo sempiterno falso debate, sobre si el crimen ya está dentro de la ideología comunista. Falso debate porque como decía Engels, la prueba del pudding está en que se come, por lo tanto hay que examinar los hechos, los efectos materiales y concretos. Por ejemplo, leer lo que escribe día a día Yoani Sanchez. Las sociedades que fundaron su legitimidad sobre los textos marxista-leninistas, fueron todas, que casualidad, sociedades totalitarias. Marx estará muerto de la risa viendo lo que pasa en Venezuela, los que no se ríen son los venezolanos…
Todo esto dicho también para sugerir que no fue como lo escribes Jorge una “guerra entre totalitarismos” durante todo el siglo XX, sino una guerra de los totalitarismos contra la democracia. Es aquí donde intervienen todos los personajes, y es este, todavía en nuestro siglo, el fondo del asunto.
Un saludo