Gestión de residuos
Jorge Ferrer - 11/02/11Categoría: Cambios en Cuba | Etiquetas: En El Nuevo Herald

[El artículo «Gestión de residuos» apareció publicado en la edición de ayer, 10/02/2011, del diario El Nuevo Herald.]
Gestión de residuos
By JORGE FERRER
Los geólogos aseguran que en unos cuantos millones de años las dos Américas se habrán reunido. La nueva masa de tierra habrá fagocitado las islas del Caribe y entonces el basurero de La Habana y ese otro basurero que es la única colina que avista –a la izquierda por la US-1– quien baja hacia Key West desde Miami ya se habrán juntado. Unico será entonces el hedor.
Pero antes, muchísimo antes de que transcurran esos millones de años que cuentan los geólogos, gente seria y con los pies –nunca mejor dicho– pegados a la tierra, los cubanos de ambas orillas del Estrecho de la Florida habrán dirimido sus diferencias.
De hecho, parece que las verán resueltas más pronto que tarde y las dirimen ya, aun sin quererlo, porque hay reuniones que se producen solas y recintos que se amplían tabique y tabú abajo, sin que los invitados a la fiesta se percaten de los derrumbes que los colocan cara a cara. Salones en los que de repente estás bailando con el enemigo o besando a la más fea, que dice el lugar común.
No es difícil adivinar el paisaje que se avecina. Sus contornos ya se han ido dibujando en los últimos meses y van ganando color y perfiles cada vez más definidos.
La Cuba que se asoma estos días a la segunda década del siglo XXI será un país desencaramado de los primeros puestos en las listas de las organizaciones de derechos humanos que cuentan los presos de conciencia. Con la salida de las cárceles de buena parte de ellos, se la tendrá como a país menos dictatorial y menos represor a los ojos de quienes evalúan el estado de las libertades. A ello ayudará, no cabe duda, que los últimos inquilinos del corredor de la muerte de La Habana hayan visto revisadas sus sentencias en favor de condenas más benévolas recientemente.
Esa misma Cuba será un país donde regirán leyes que desmontarán el patrimonio absoluto del Estado sobre la economía. Cuba tendrá en marcha un modelo económico –se lo sancionará en el próximo congreso de su único partido– que permitirá márgenes de iniciativa individual que reformularán su paisaje social, en lo interno, y la alejarán del básico esquema del totalitarismo comunista donde el Estado es elefantiásica máquina de la que todos los ciudadanos son meras tuercas.
Un paisito más, pues. O uno que casi pasará por normalizado.
Que el paisaje sea nuevo, que sea distinto, significa apenas eso: que va mutando. No que cese la represión. Tampoco que se produzca un desmontaje de la maquinaria totalitaria. No entraña, en definitiva, que los jerarcas de La Habana se hayan rendido. Algo que a nadie habría de sorprender, porque, bien pensado, ¿a quién se iban a rendir?
Con todo, la cuestión es que el totalitarismo cubano habrá maquillado sus máculas más vistosas –largas decenas de presos de conciencia pudriéndose en las cárceles; la economía estatalizada que estigmatiza cualquier manifestación de la iniciativa individual– y que oposición interna y exilio deberán trazar con lápiz nuevo sus estrategias de enfrentamiento al régimen de La Habana.
Los funcionarios municipales llaman eufemísticamente “gestión de residuos” al acarreo de los desechos que producimos. Toda esa basura que generamos a diario y que, mal administrada, emponzoña por décadas y a veces siglos el entorno.
Ante la mutación del paisaje en esa suerte de municipio del mundo que es Cuba, se impone gestionar los desechos acumulados por más de medio siglo de dictadura y los corrientes. Manejar la escoba, como cualquier otro oficio, requiere de ingenio, maña. También de capacidad de renovación, porque gestionar el futuro pasa sobre todo por aprender a barrer en las recién decoradas calles del presente.
Lo que estan haciendo es barrer, pero debajo del tapiz, aunque a fin de cuentas todas las dictaduras intentan esconder sus suciedades, pero lo mas extraño tratandose de Cuba es que los anticastristas, los disidentes, los exiliados, los opositores, los resistentes o como quiera llamarselos, le levantan el tapiz a la dictadura para que pueda barrer y esconder con mas facilidad.
El pueblo cubano no tiene miedo, el pueblo cubano lo que no tiene es a quien lo lleve por el camino de su liberacion. El pueblo cubano no es ni mas menos cobarde que los otros pueblos, pero està rodeado de cobardes que no quieren darle la fuerza y la voluntad para liberarse. El pueblo cubano està esperando porque nadie tiene la capacidad para sacarlo de su espera y ponerlo a actuar.
Cuando terminen de barrer debajo del tapiz (porque es tan comodo), aparecerà la new-dictadura, y castristas y anticastristas se congratularan con apretones de manos y abrazos reconciliadores, y Miami se llenarà (ya se està llenando) de los new Miguel Barnet y new Mariela Castro.
Una dictadura no desaparece barriendo, sino barriendola. Destruyendola completamente hasta que solo quede el recuerdo y la memoria.
Jose luis sito
Jorgito, buen articulo, bien elaborado, 100% de acuerdo.
Joseluis sito, andas buscando un caballo nuevo, un nuevo apostol, escribes como endrogado.
Salud.
[…] Concluida la operación, llega la hora de evaluarla y de asomarse al espacio en que nos sitúa. Y ya me ocuparé de ello con menos prisas, si bien ya algo he ido adelantando. Significativamente en esta columna en El Nuevo Herald. […]
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