El 7 de mayo de 2019 Guzel Yájina presentó su novela Zuleijá abre los ojos (Acantilado, 2019) en la sede de la Fundación Telefónica en Madrid.
La presentación consistió en un diálogo conmigo, traductor de la novela al español, en el que abordamos el material de la novela y el oficio de escribir, entre otros asuntos.
Guzel Yájina irrumpió en la literatura rusa con este libro hace cuatro años. Y lo ganó todo con él. Ganó todos los premios literarios y ganó el premio mayor: el público, los lectores. ¡Ese público, el ruso, que ya llega siempre bien leído adonde quiera que lo cite la literatura!
No por gusto, Zuleijá abre los ojos es una novela espléndida, generosa, escrita con una precisión mayúscula que la traducción siguió con esfuerzo; una novela que es uno de los mejores estandartes de lo que la mejor literatura rusa está haciendo en los últimos años, los primeros de este siglo: incorporar la grandeza de la literatura clásica rusa, repasar el terrible siglo XX soviético con la madurez que faltó, con alguna excepción, a los «maduros» escritores de los sesenta a los noventa, crearle un futuro a la literatura rusa que pasme tanto al lector ruso como al lector global.
Zuleijá abre los ojos es uno de los libros que más me ha costado traducir, que más me ha exigido, que más feliz me ha hecho dejar en una versión en español que me complace y les ofrezco con entusiasmo y humildad.
Es, sin duda, el mejor de los libros salidos de mi mesa que les recomendaré este año.
Una novela que no se pueden perder, porque es una historia mayúscula, la de una mujer que se encuentra a sí misma en el desamparo del destierro, en el horror del siglo más feroz. Es un libro sobre el poder, el dolor, el Gulag, el amor, el estalinismo, el Islam, pero sobre todo es un libro sobre lo que puede hacer una mujer, cualquier mujer, a la que reta su tiempo, su tiempo cruel.
Zuleijá abre los ojos se ha traducido ya a una veintena de lenguas y aparece ahora en castellano. La edita Acantilado, la editorial fundada por el gran Jaume Vallcorba, que continúa siendo el máximo pedestal sobre el que se yerguen las literaturas del Este traducidas al español.
¡Léanla, hágannos, a ustedes y a quienes hemos trabajado para que este libro magnífico esté en librerías, el favor!