—Pero están animadísimos. Ya hay como seis o siete con videos llamando a la revuelta… Es tremendo, imagínate, todos con unas ganas tremendas de salir a la calle… Egypt rocks, tú sabes…
—Bueno, algo es algo. ¿Todos son de La Habana o saldrían también en el interior del país?
—No lo dicen… Bueno… A ver… En realidad todos viven fuera de Cuba…
Entre otras incontables bondades de los canales que permiten subir segmentos de video a la Internet y hacerlos de dominio público, la publicación de materiales rodados en Cuba por turistas, sobre todo por los cubanos que viajan allá desde Miami, le permite al voyeur asomarse a las calles de la isla y escuchar a sus gentes hablando «en privado».
Admito que soy un fan entregado de esos por lo general breves asomos a la realidad, estampas de barrio cuyos personajes —que muchas veces no han visto Youtube o Vimeo en sus vidas— regalan al curioso.
Así, por ejemplo, esta brevísima escena llegada al Tubo hace unos minutos que recoge mensajes de muchachos de en torno a los quince años destinados a, tal vez, la madre de uno de ellos o acaso un vecino que ya «se fue»: sus deseos y su idea, nada sofisticada, del sistema político en el que crecen.
No se trata solo de que esa sea Cuba también, sino de la certeza, avalada por la espontaneidad de los actores, de que esa es más bien Cuba.
Durante los próximos días los lectores de ETDLV verán menguar la frecuencia de mis notas publicadas aquí. No sé cuánto, porque dependerá de unas cuantas variables. Y de la manera en que maneje mis ritmos. O me manejen ellos.
Como cada año he vuelto a mi retiro en Key Largo, Florida, y aquí, como saben los asiduos de esta página, carezco de conexión a internet en casa. Es un precio calculado, como podrán imaginar. Los sueños de la razón hiperinformada producen monstruos. De manera que vale la pena cerrar los oídos de vez en cuando a esa hipertrofia. (Y tómense en serio la referencia al “capricho” de Goya, que se las hace quien esta tarde mascaba pasta de guayaba, otro capricho, etiquetada con su apellido.)
Con todo, confío no abandonarme, ni abandonarnos, demasiado.