Jorge Ferrer - 28/01/11
Categoría: Democracia, Islam, Israel | Etiquetas: Agua corriente
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Llámenme agorero, antidemócrata y aguafiestas. Llámenme (cualquier cosa menos) Ismael…
Pero no se priven, como no lo hago yo, de avizorar en qué podría quedar pronto, lustro más o lustro menos, la ola democratizadora que sacude al Magreb.
¡Qué felices somos ahora, con qué alborozo recibimos la noticia del derrocamiento del dictador tunecino! ¡Cómo nos estremecemos como niño ante juguete nuevo con el efecto dominó que podría generar en Egipto, Yemen y, tal vez, más allá! ¡Conozco a uno que hasta ha contratado Al Jazeera para verlo en directo!
«¡Viva la democracia! ¡Abajo la tiranía!», chillamos o susurramos, según el libertario mimbre del galillo de cada cual, mientras asistimos a la revuelta contra las elites corruptas y dictatoriales que han gobernado, gobiernan, aquí o allá.
Magnífico. Nada que objetar.
Pero eso sí, y permítanme consejo: alégrense mucho, pero mucho y tres muchos más.
Alégrense tanto como para que cuando Túnez o Egipto o Yemen democratizados se conviertan en asiento de la más rabiosa reacción antioccidental y antijudía, cuando la marea democratizadora deje paso a la pleamar sobre la que podrá asentarse el fundamentalismo islámico de las juventudes y senectudes del profeta, todavía les quede fuerza para gritar o entonces sí y solo balbucear: «¡Viva la libertad!»
Porque, ay, la democracia ha demostrado ser animal tan magnífico que procura su propia muerte y la refrenda con votos.
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Jorge Ferrer - 25/01/11
Categoría: Islam, Twitter | Etiquetas: Agua corriente
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Atentado terrorista hoy en Moscú, ya sabrán. Treinta y cinco muertos cuando escribo esta nota. Centenar y medio de heridos. Súmese cuánto dolor a cuántos allegados de esas víctimas. Y anótese en la cuenta del terrorismo islámico. (Oh, sí, ya sé que no han concluido las investigaciones ni ha reivindicado la acción grupo alguno. Pero tengan por seguro que no son filatelistas, pentecostales ni enemigos de las gaviotas quienes perpetraron la matanza en Domodedovo. Ay, los antecedentes.)
Del horror, nada que añadir.
Otros dos epifenómenos me han llamado la atención mientras trasegaba con las noticias sobre sangre, carne y miedo que se multiplica. Sobre todo las que servía el que Jordi Pérez llama «el mejor periódico que existe»: Twitter.
1) La reacción de los taxistas del aeropuerto de Domodedovo al atentado. A una, entre el pavor de quienes querían alejarse cuanto antes de la terminal, acordaron subir la tarifa a 20.000 rublos (=400 Euros). Eso es multiplicarla por cuatro en relación con la que se paga habitualmente para salvar los 20 km que separan ese aeropuerto de la capital rusa. En medio de la desolación y el miedo, y aprovechándose de ambos, decidieron lucrarse con ellos. Mostraron la miseria de la que somos capaces. La sacaron a pasear sin correa. La soltaron a la vista de todos;
2) La comunidad de twitteros rusos reaccionó al instante con una campaña en favor de apagar los ordenadores, subirse a los coches particulares de cada cual y rodar al aeropuerto a evacuar a la gente sin costo alguno. Centenares de jóvenes rusos se apartaron de sus laptops y acudieron en ayuda de las víctimas de la extorsión de los taxistas. La fotografía ahí arriba muestra a tres muchachas enarbolando carteles que ofrecen esos viajes gratis.
Sirva esto, y no se me endilgue vocación de amigo de la moraleja, que no la tengo, de prueba de un par de cosas, o tres.
El horror del Islam más agresivo se ha visto acompañado esta vez de la codicia de hombres como usted y yo. Del más bajo oportunismo, del peor rostro de una sociedad envilecida. Pero la generosidad de otros tantos, alimentada por las redes sociales, les ha salido al paso. ¡A ver si ante espectáculo tan enaltecedor vuelve alguien a denunciar la supuesta enajenación de quienes «viven» en Facebook, Twitter o similares! Los nuevos paradigmas de comunicación nos dan sorpresas hermosas como esta de hoy en la twittería moscovita. Porque hay sociedad más allá del teclado, aunque hecha en el teclado. Sociedad que se aparta de la ilusión digital y se derrama a veces por las calles.
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Jorge Ferrer - 15/01/11
Categoría: Cambios en Cuba, Castro & Family, Democracia, Islam | Etiquetas: Agua corriente
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Una tasa de desempleo en torno al 20%, tal vez encaramada hasta el 35% entre los jóvenes. Elevadas tasas de inflación que afectaban a productos primarios. Una juventud formada e informada que no encontraba salida profesional en el país y estaba harta de la falta de libertades. La sensación de que la casta familiar que gobernaba el país durante un cuarto de siglo concentraba el poder económico, además del político. Especialmente, los sectores más redituables; significativamente, el turismo. La corrupción de la clase dirigente…
En esencia, esa era la situación de Túnez, relativamente próspero país del Magreb presidido por un Ben Alí que ganaba las periódicas elecciones con escrutinios que lo favorecían en torno al 85 y al 90%.
En menos de un mes, y espoleados por la inmolación de un vendedor callejero, Mohamed Bouazizi, que se hartó de tanta injusticia, tanta burocracia y tanta corrupción, los jóvenes de Túnez salieron a la calle y se enfrentaron a fuerzas represivas que masacraron a unas cuantas decenas de manifestantes. Ya ahí no hubo quién los sujetara. Hoy ganaron.
Ben Alí tomó un avión esta tarde y abandonó precipitadamente el país. (Cuando escribo esta nota gozo con la información de que Francia e Italia se niegan a acogerlo, por cínica que sea la postura de ambos.)
Game Over, como dice el cartel que mostraron en algunas manifestaciones recurriendo a jerga propia de videojuegos, la jerga de su generación.
El Magreb, tan denostado tantas veces, acaba de ofrecer al mundo una muestra ejemplar de lo que puede el anhelo de hombres y mujeres que quieren ser más libres, vivir en una sociedad más abierta, disponer de sus destinos, rechazar a gobernantes eternizados en el poder, repudiar la repugnante dupla que conforman la tiranía y la corrupción.
(En país que yo me sé, atiéndase a las semejanzas, parece que no, que no pueden. Pero solo lo parece.)

De contra:
También se puede abordar esa última cuestión apoyándose en la info que sirven por estos días aquí.
Es una u otra. O una tercera. ¡Vaya usted a saber!
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